A medida que el invierno y el frío llegan a los campos de refugiados, las necesidades de los refugiados también aparecen: un refugio donde protegerse de las gélidas temperaturas y mantas, ropa de invierno y calefactores para soportar el frío. Pero también tienen que hacer frente a uno de los problemas que azota al mundo entero durante el invierno: la gripe y los resfriados.
En algunas zonas del mundo esto es un problema menor que se soluciona con una vacuna de la gripe, pero en las zonas más pobres del planeta, la vacuna de la gripe puede suponer la diferencia entre sobrevivir al invierno o no.
¿Por qué es importante la vacuna de la gripe?
Existen varias formas de prevenir el contagio del virus de influenza, que es el que provoca la gripe estacional cada año: lavarse las manos con regularidad o evitar el contacto con personas contagiadas. Pero esto no siempre es posible y no suele ser suficiente: la vacuna de la gripe es el mejor método de prevención para evitar el resfriado estacional.
En muchas partes del mundo, acceder a la vacuna de la gripe es una misión imposible y, además, es muy difícil evitar el contagio de la enfermedad. En los campos de refugiados viven miles de personas en tiendas de campaña o refugios, sin condiciones de higiene óptimas, por lo que el riesgo de contagio es mucho más alto que en otros lugares.
¿Contra qué otras enfermedades protegen las vacunas?
Actualmente ya se han desarrollado vacunas contra muchas enfermedades que afectan a distintos sectores de población alrededor del mundo. Estos son algunos ejemplos de enfermedades para las que ya se ha desarrollado una vacuna:
- Cólera. Se trata de una infección intestinal aguda provocada por la ingesta de comida o agua contaminadas con la bacteria del cólera. Tiene un periodo de incubación muy corto, que puede ir de unas horas a cinco días. Esta enfermedad está muy ligada a sistemas de saneamientos inadecuados y la falta de agua limpia. El mayor brote de cólera de la historia se dio en Yemen en 2017.
- Dengue. Es una enfermedad de tipo gripal que puede afectar a personas de cualquier edad, aunque no suele ser mortal. El dengue se transmite a través de dos tipos concretos de mosquito que, además, también pueden transmitir la fiebre amarilla, el virus del Zika o la fiebre chikungunya.
- Difteria. La difteria es una enfermedad infecciosa muy severa que afecta principalmente a la zona de la garganta y las vías respiratorias, lo que dificulta la respiración o tragar. Se transmite a través del contacto directo, por el aire, a través de los tejidos o de elementos contaminantes.
- Influenza (gripe). La gripe estacional es una de las enfermedades más comunes cuando llega el invierno. Afecta a cualquier grupo de edad, aunque suele ser más grave en grupos de riesgo, como mayores de 65 años en países industrializados. Sin embargo, en los países en desarrollo, el 99% de las muertes de menores de 5 años se producen por esta enfermedad.
- Meningitis. La meningitis puede tener consecuencias muy graves, ya que puede causar importantes daños cerebrales y es mortal en el 50% de los casos no tratados. Entre los países más afectados se encuentran Níger y Nigeria.
- Varicela. Esta enfermedad habitual de la infancia puede tener graves consecuencias si se padece en la edad adulta. Se trata de una enfermedad muy contagiosa que afecta únicamente al ser humano y que se distingue por la aparición de unas vesículas por el cuerpo que, al cabo de unos días, dejan una costra.
- Fiebre amarilla. La fiebre amarilla se transmite a través de mosquitos infectados. Sus síntomas son comunes a los de otras enfermedades: dolor de cabeza, dolores musculares, vómitos, cansancio o fiebre. Hay 34 países de África, y 13 de América Central y Sudamérica en los que la fiebre amarilla es endémica.
La lista completa de las vacunas disponibles se puede consultar en la página web de la Organización Mundial de la Salud.