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Existen numerosos recursos que potencian y mejoran nuestro aprendizaje diario. Uno de ellos es la música, que está presente desde las primeras etapas de formación y nos acompaña durante toda la vida.
Sin embargo, para que tenga una verdadera incidencia en nuestra forma de entender el mundo, lo más recomendable es que nuestra relación con ella empiece en los primeros años, cuando apenas empezamos a comprender la realidad y tenemos un gran afán por descubrirlo todo. Música y primera infancia van de la mano.
A través de la música no solo nos entretenemos y nos divertimos, sino que también podemos aprender valores, costumbres, patrones culturales, habilidades, destrezas e incluso descubrir talentos y nuevas capacidades.
Beneficios de la música en las etapas del aprendizaje infantil
La infancia es la edad idónea para el aprendizaje. Todo lo que descubrimos en esta etapa tiene una incidencia directa en la formación de nuestra personalidad y de nuestro carácter, así como en el modo en que nos relacionamos con el mundo.
Cuando incorporamos la música desde edades tempranas, los niños desarrollan una serie de habilidades y obtienen beneficios como estos:
- Incrementa la sensibilidad: La música es un arte que nos ayuda a entrar en contacto con los sentimientos, las emociones y, en última instancia, a despertar la sensibilidad que todos tenemos en nuestro interior. Si esto lo hacemos desde pequeños, en la edad adulta seremos personas más abiertas y con una mayor capacidad para comprender lo que sucede en nuestro entorno.
- Favorece el proceso de alfabetización: En otros casos, también sirve como un vehículo para el aprendizaje de idiomas, tanto de la lengua materna como de otras complementarias. Por ejemplo, gracias a las canciones rimadas, muchos niños identifican las sílabas, oraciones y expresiones típicas de un idioma y se animan a pronunciarlas hasta aprenderlas y entenderlas. En ese mismo sentido, la música también potencia la memoria.
- Favorece la concentración: La música no solo entretiene y libera tensiones; también ayuda a que los niños tengan un mayor nivel de concentración en sus tareas diarias, en el colegio y en casa.
- Estimula la expresión corporal: Sin importar cuál sea el ritmo, la música ayuda a que los niños tengan un mayor control corporal. Por ejemplo, se trata de un excelente recurso a la hora de mejorar su coordinación y de combinar los movimientos de su cuerpo con determinadas conductas. También fomenta la comunicación con otros niños, los acerca y potencia otras habilidades, como la danza y el canto.
Ejemplos de canciones para dar los buenos días
Una fórmula para que la música se convierta en un verdadero motor de aprendizaje en la primera infancia es incorporándola a las rutinas de los niños, es decir, haciendo que parezca un elemento natural y cotidiano.
Existen muchas alternativas para ello. Se pueden destinar ciertas horas o momentos del día a escuchar música con los niños y o idear dinámicas para que los deberes escolares se complementen con actividades musicales.
También podemos empezar ayudándoles con la interpretación de canciones cortas que se relacionen con distintas horas del día, como por ejemplo la canción de buenos días con la que despiertan por la mañana. Existen varias versiones de la misma canción; veamos algunas de las más conocidas:
a) ‘Buenos días canto yo’
Buenos días canto yo,
el sol dice “hola” y la luna dice “adiós”.
Buenos días canto yo;
el gallo cantó: es mi despertador.
Buenos días canto yo;
hay que levantarse;
el día ya empezó.
Buenos días canto yo;
si cantas con ganas será un día mejor.
Buenos días canto yo,
buenos días, cantar es lo mejor (bis).
b) ‘¡Buenos días!’
Buenos días,
ricos días;
vamos todos a empezar.
Buenos días,
ricos días;
vamos todos a saludar.
Mira el cielo,
mira el sol,
mira los árboles,
mira su verdor.
Llena tu vida
de luz y color;
estudia con alegría
para aprender con amor.
c) ‘Los saludos’
Buenos días, ya salió el sol;
entra el viento y me saluda
y me salta el corazón.
Buenos días, nubes de algodón,
hoy empieza un nuevo día
y me lleno el corazón.
Buenos días, amigos;
buenos días, gorrión;
buenos días, juguetes;
buenos días con amor.
Por la tarde voy a pasear,
disfrutar del aire fresco,
de la lluvia y mi cantar.
d) ‘Saludos’
Buenos días, saludar,
buenos días, saludar.
Vamos todos a cantar;
bailaremos todos juntos
antes de ir a trabajar.
Te doy los buenos días
y danzo y danzo.
Te doy los buenos días
y danzo sin parar.
Yo en el cole quiero estar:
río, canto, bailo
y juego sin parar.
La música como recurso para la educación de niños refugiados
Si la música ocupa un lugar significativo en el proceso de aprendizaje de los niños, en el caso de los niños refugiados es todavía más notorio. La vulnerabilidad de su situación otorga mucho más valor a los recursos y las herramientas con los que los niños pueden recuperar su niñez y mitigar los efectos de las guerras.
En varios campos de refugiados o lugares en los que actúa ACNUR, los programas de educación infantil se apoyan en recursos musicales para transmitir valores y principios y, a la vez, proporcionarles actividades de entretenimiento y ocio.
En otros casos se trata de iniciativas puntuales que a través de la música impulsan la integración y la adaptación de los niños refugiados en los países de acogida.

Un ejemplo de ello lo vemos en la iniciativa Dance4Peace, en la que participan cerca de 4.000 niños y adolescentes colombianos que han tenido que abandonar su país por culpa de la guerra y han llegado a Ecuador buscando ayuda.
En este caso, los niños han elegido la música como una forma de expresar su deseo de superación y de integración, y más concretamente, el baile de los ritmos típicos del sur de Colombia, como por ejemplo la salsa y algunos ritmos afrocolombianos.
“Bailar por la paz” es otra demostración de que la música es mucho más que una expresión artística: es un vehículo para el entretenimiento y el ocio, y lleva implícitos valores como la solidaridad, la cooperación, el respeto, la convivencia, el reconocimiento del otro, etc.