De todos los lugares del mundo en los que la violencia obliga cada día a huir a civiles inocentes, África es probablemente el continente más castigado. Al incesante número de conflictos armados que se alargan a lo largo de los años sin visos de terminar, se suma la pobreza de gran parte de sus estados.
Este continente alberga los 10 países más pobres de todo el mundo y es el hogar de más de 18 millones de refugiados y desplazados. La falta de fondos para atender todas sus necesidades se ve afectada por complicadas situaciones climatológicas en este continente.
Algunos de los ejemplos más claros son lugares como el desierto del Sáhara, donde combaten el calor con construcciones aislantes hechas con materiales reciclados, el Lago Chad, donde el desierto ha ido ganando espacio y reduciendo su tamaño en los últimos años, o el sur de Somalia, arrasado por la peor sequía de los últimos 60 años en este 2017.
Este pequeño país, con una superficie menor incluso que la de Galicia, vecino de Ruanda, lleva años atrapado en una lucha política que deriva en atrocidades hacia su población sobre las que poco se habla. Desde 2015, un repunte de violencia ha obligado a huir a casi medio millón de personas a otros países.
Burundi vive inmerso en oleadas de violencia indiscriminada contra víctimas inocentes a pesar de ser uno de los conflictos más olvidados de nuestra generación.
La inestabilidad política en el país desde los años 90 ha dado lugar a atentados y continuas oleadas de violencia que se cobran miles de vidas y dejan a casi 200.000 personas fuera de sus hogares a día de hoy.
En Mauritania, Níger y Burkina Faso hay cerca de 165.000 refugiados que han huido de Malí. A pesar de estar atravesando importantes emergencias humanitarias, como es el caso de Níger y Burkina Faso, estos países están demostrando una solidaridad ejemplar.
Muchos de los que huyen de Malí y Burkina Faso son acogidos en lugares que también han sido arrasados por la violencia. En muchos casos, estas personas ya habían estado desplazadas con anterioridad.
El terror de Boko Haram que vive la población civil del noreste de Nigeria se remonta hasta 2013. Entonces, cientos de niños fueron secuestrados por el grupo insurgente propagando el horror en un país donde más de 2 millones de personas han tenido que huir de sus casas para poder sobrevivir.
Ante la creciente escalada de violencia de Boko Haram en Nigeria, miles y miles de personas se ven obligadas a desplazarse para salvar su vida. Sobre todo las mujeres jóvenes, que son las principales víctimas.
Desde 2015, más de 186.000 personas en Nigeria se han visto obligadas a desplazarse de su país y a buscar refugio en Níger, Chad y Camerún.
157.000 nigerianos viven hoy en Gagamari, un asentamiento en Níger. Todos han huido de Boko Haram. Muchos campos de refugiados están al límite de su capacidad.
Las luchas entre los grupos armados Seleka y Anti-balaka afectan a 1 de cada 4 personas en la República Centroafricana. En el corazón del continente africano, este conflicto se cobra víctimas y empuja a huir a millones de niños, muchos de ellos capturados como niños soldados o incluso esclavos sexuales. Los menores suman más del 60% de su población.
RCA es uno de los países más pobres del mundo.De los de 500.000 personas desplazadas internos actuales, 6.000 viven en Bangui, capital del país. Más de la mitad, son niños y niñas menores de edad que han podido escapar del reclutamiento forzoso para ser niños soldado, cocineros, mensajeros o esclavos sexuales. El hambre, la desnutrición y la escasez de recursos son otras de las consecuencias del conflicto.
El contraste entre la riqueza natural y la pobreza de la población en la República Democrática del Congo es quizás uno de los más dolorosos. Desde la guerra del coltán (material necesario para fabricar los teléfonos móviles) en el 98, la guerra más mortífera desde la II Guerra Mundial, oleadas de violencia han generado un clima atroz en un país donde las mujeres se han convertido en las principales víctimas que sufren una situación escalofriante: la mayoría de ellas serán violadas más de una vez a lo largo de su vida.
Aunque la mayoría de las personas que han huido de la violencia están desplazados dentro del país, en regiones como Ituri o North Kivu, más de 500.000 de personas han tenido que huir a países como Uganda, Tanzania o Buruni en busca de un lugar seguro. Más 5,3 millones de personas se han visto obligadas a huir por la violencia.
Somalia es una de las crisis más prolongadas en el mundo. Desde los años 90, una sucesión de guerras, conflictos y hambrunas en un país con extremas desigualdades y una climatología adversa han dejado a millones de personas en necesidad de ayuda humanitaria. Hoy en día, la violencia de las milicias de Al Shabaab deja a más de 2 millones de somalíes fuera de sus casas y sigue cobrándose víctimas civiles con atentados como el recientemente sucedido en la capital, Mogadiscio.
En Somalia está viviendo una sequía que está destruyendo los cultivos y ganado y está provocando hambre y desnutrición. La mitad de la población del país necesita ayuda humanitaria para sobrevivir. La hambruna de 2011 ya dejó 250.000 muertos y la situación podría volver a repetirse.
Más de 4 años en guerra arrasan el país más joven del mundo desde su independencia. Un país donde la gran mayoría de su población no ha cumplido ni siquiera los 18 años.
El hambre es, desde el golpe de estado fallido que precedió al clima de violencia política en el país, otro acérrimo enemigo de los niños sursudaneses. Más del 20% de ellos padecen desnutrición aguda. La falta de financiación desde el año 2017 ha obligado a reducir las raciones de comida a la mitad.
De los 2,3 millones de personas que han sido forzadas a abandonar sus hogares, el 65% son menores de 18 años.
Etiopía, Kenia y Uganda son las principales vías de escape de aquellos que han conseguido cruzar la frontera. Más de la mitad de los desplazados por el conflicto en Sudán del Sur ha buscado seguridad en otras zonas del país menos afectadas por la violencia. ACNUR ha dado protección y asistencia a más de 650.000 personas desplazados a la fuerza que escapaban de los enfrentamientos en Yuba, la capital, y las zonas fronterizas del país.
Pero los conflictos activos en África, ni siquiera terminan aquí. Países como Sudán, la región del Lago Chad, Eritrea, Libia o Mozambique, entre otros, viven también situaciones críticas que amenazan las vidas de su población.
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