De los 48 países más pobres del mundo, tres cuartas partes están situados en África. Esta cifra llega a 10 de 10 si tenemos en cuenta los países más pobres del planeta. Pero, ¿a qué se debe la pobreza esté tan concentrada en una serie de países? Analizamos algunas de las principales causas de la pobreza en África.
Actualmente, África es el escenario de 25 guerras y conflictos activos de los que apenas escuchamos hablar. El daño causado por la violencia se suma a un problema añadido: la larga duración de estos conflictos que nunca terminan o resurgen tras un breve periodo de calma. Entre los países más castigados, Sudán del Sur, el más joven del mundo, lleva inmerso en guerras y conflictos con cortos periodos de paz, desde su independencia de la colonia británica, antes de su independencia en Sudán.
Ante esta situación, los recursos en el país se agotan, millones de personas tienen que huir a otros países y los precios de los bienes, tan escasos, se multiplican y se alejan de las posibilidades adquisitivas de una población que lo ha perdido todo.
Los conflictos armados son una causa muy importante para comprender los movimientos de población y la existencia de refugiados, no solo porque se trata de personas que tienen que escapar porque teme por su vida sino también porque las guerras constantes hacen que la pobreza en África se perpetúe. Es el caldo de cultivo perfecto para la pobreza y el hambre en África.
La climatología del continente es otra de las razones de la pobreza extrema en África. Este continente posee nueve desiertos, entre ellos algunos de más grandes del mundo: el Sáhara y el desierto del Kalahari.
La desertificación de zonas próximas como el Lago Chad, que se ha reducido drásticamente a lo largo de los años y fuertes sequías contrapuestas a lluvias torrenciales, contribuyen a mermar los recursos del continente.
Somalia es el caso más evidente. En 2017, atravesó la peor sequía de los últimos 60 años que arrasó cultivos y pastos, provocando a su vez la muerte del ganado. El hambre y la desnutrición son las peores consecuencias de la orografía y el clima africano, que empeora a raíz del cambio climático.
La progresiva desertificación de zonas que eran productivas y buenas para el cultivo, sobre todo en los países próximos al lago Chad, es otra de las causas de la pobreza en África. El cambio climático y el calentamiento global del planeta está provocando sequías, dejando inutilizables miles de hectáreas de tierra cultivable. Como consecuencia, el hambre y la desnutrición se perpetúan. Ante la imposibilidad de poder cultivar, miles de familias se ven obligadas a desplazarse para no morir de hambre.
A lo largo de la historia, África ha sido un territorio colonizado por distintos pueblos de otros lugares del planeta.
En el siglo VII, al norte de África llegaron pueblos árabes y permanecieron en los países de la costa mediterránea.
Más adelante, las principales potencias europeas se repartieron casi todos los países del continente en el siglo XVII. Algo sintomático a día de hoy es el hecho de que en todos los países de África se hablan lenguas no autóctonas, como el inglés, el francés, el español, el portugués o el holandés en Sudáfrica.
Además, el mapa de África resulta especialmente llamativo por las divisiones rectilíneas de muchas de sus fronteras que fueron trazadas geométricamente por los colonizadores para facilitar su división sin tener en cuenta las distintas culturas y etnias que conviven en el continente.
Suele decirse que la pobreza genera pobreza y que la escasez de recursos puede convertirse en un círculo vicioso. Pero lejos de tratarse de un problema sin solución, los trabajadores humanitarios tienen claro que es necesario invertir en mejorar su situación para el mañana.
La solución pasa por la educación y por seguir extendiendo ejemplos como el de Uganda, un modelo de solidaridad y acogida a refugiados, facilitándoles tierras y opciones de negocio a refugiados para que se conviertan en parte del tejido productivo y puedan ser autosuficientes.
África cuenta con muchos recursos naturales. A pesar de eso, es el continente con mayor índice de pobreza de todo el mundo. Los conflictos armados y la falta de acceso a agua potable hace que miles de personas en países como Somalia, Uganda o Chad estén en peligro permanente de contagio de cólera por beber agua contaminada de pozos o de charcos.
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