¿Por qué el ébola no remite en la República Democrática del Congo?

El virus del ébola acaparó la atención del mundo cuando, lo que parecía un brote habitual en Guinea, comenzó a extenderse sin pausa por varios países de África Occidental en 2014. Durante dos años, este virus causó estragos, provocando la muerte de 11.300 personas, casi la mitad de los afectados.

El de 2014-2016 fue el peor brote de ébola desde su primera detección en 1976, sin embargo, no ha sido el último. En agosto de 2018, un nuevo brote surgió en el noreste de la República Democrática del Congo (RDC).

El brote había causado la muerte de 584 personas de las 927 contagiadas a 12 de marzo de 2019 y seguía fuera de control y con un grave riesgo de traspasar las fronteras del país. Ante tal posibilidad, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha llevado a cabo campañas de vacunación de profesionales sanitarios, uno de los grupos con mayor riesgo de contagio, en Uganda, Sudán del Sur y Ruanda.

¿Qué es el ébola?

El ébola es un virus que provoca una enfermedad grave, con un alto índice de mortalidad en el ser humano. Fue detectado por primera ven 1976 en dos brotes simultáneos en el actual Sudán del Sur y RDC, éste último junto al río Ébola, del que toma el nombre.

Éstos han sido los principales brotes de ébola desde entonces:

• 1976 - Sudán y RDC: 431 muertes.
• 1979 - Sudán: 22 muertes.
• 1994 - Gabón: 31 muertes.
• 1995 - RDC: 254 muertes.
• 1996 - Gabón: 66 muertes.
• 2000 - Uganda: 224 muertes.
• 2001 - Gabón: 53 muertes.
• 2002 - Congo: 128 muertes.
• 2003 - Congo: 29 muertes.
• 2007 - Congo y Uganda: 224
• 2014 - 2016: África Occidental: 11.301 muertes.

El virus es transmitido al ser humano por animales salvajes, generalmente por contacto estrecho con órganos debido a la manipulación de carne de animales silvestres infectada. Posteriormente, la enfermedad se propaga entre seres humanos por transmisión de persona a persona, bien por contacto directo o de forma indirecta por contacto con materiales contaminados.

Los primeros síntomas tienen un margen de aparición muy variable, de entre 2 y 21 días, y se manifiestan por una alta fiebre, debilidad, dolores y diarrea.

El mayor problema, que explica su alto índice de mortalidad, es la inexistencia de un tratamiento de eficacia demostrada. Han sido desarrolladas varias vacunas aprobadas por la OMS, aunque su eficacia aún está siendo testada.

Ébola: dificultades para tratar el brote en RDC y riesgo de expansión

La emergencia en Congo y la resistencia de la población a declarar los nuevos casos están dificultando el control del brote. Los rumores, las noticias falsas y la complicada orografía congoleña tampoco están poniendo las cosas fáciles a los servicios sanitarios.

Desde enero de 2017, el país vive una nueva ola de inestabilidad, con varios grupos armados causando que la cifra de desplazados internos en el país haya superados los 4 millones. Un equipo internacional de trabajadores sanitarios fue atacado en octubre de 2018 mientras actuaba en la zona, provocando varios heridos graves y generando un clima de alerta entre los servicios humanitarios.

La OMS advierte de un un “riesgo potencial de transmisión del ébola a nivel nacional y regional debido a los numerosos viajes entre las zonas afectadas, el resto del país y los países vecinos por razones económicas y personales, así como por la inseguridad”. Además, el país sufre otras epidemias de manera simultánea, como el cólera, la poliomielitis de origen vacunal y el paludismo que hacen que la respuesta sanitaria sea aún más compleja. ACNUR, por su parte, realiza chequeos periódicos en los campos de refugiados del país para prevenir la expansión de la enfermedad entre la población refugiada.