El Comité de Derechos Humanos abre la puerta a las solicitudes de asilo por cambio climático. La sentencia Teitiota destaca que tanto los sucesos repentinos (huracanes u otros desastres naturales), como los procesos de evolución lenta (sequías) pueden poner en riesgo el derecho fundamental a la vida y provocar el cruce de fronteras de personas que busquen protección.
60.000 nuevos desplazados en Sudán por el estallido de violencia en Darfur Occidental. Miles de personas huyen desde el estado de Darfur Occidental, en Sudán, al vecino Chad en busca de refugio debido a los enfrentamientos en la ciudad de El Geneina. En 2019, la operación de ACNUR en Sudán apenas recibió el 32% de los 269 millones de dólares necesarios, por lo que siguió siendo una de las operaciones con menos recursos.
La violencia obliga a huir a más de un millón de personas en el Sahel, desencadenando una emergencia humanitaria de enormes proporciones. Grupos armados y facciones terroristas siembran el terror con ataques contra instituciones del Estado, fuerzas de seguridad, colegios y centros de salud. En palabras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filipo Grandi, “es en el Sahel donde debemos intervenir antes de que esta crisis sea imposible de gestionar”.
La violencia en el noroeste de Siria provoca 900.000 nuevos desplazamientos en tres meses. La ONU calcula que el 80 % de los desplazados son mujeres y niños. La violencia alcanza niveles muy preocupantes. Los campos para desplazados internos están abarrotados. Miles de personas necesitan cobijo y materiales de emergencia urgentemente. La situación es crítica.
ACNUR refuerza las medidas de preparación y respuesta ante la crisis del COVID-19. En opinión de ACNUR, para combatir eficazmente cualquier emergencia de salud pública, todas las personas refugiadas, solicitantes de asilo y migrantes deberían poder acceder a las instalaciones y servicios de salud de manera no discriminatoria, y ser incluidas en todos los planes nacionales de preparación para la respuesta a la emergencia del COVID-19.
La epidemia de sarampión en República Democrática del Congo provoca más de 6.000 muertos; la mayoría de ellos son niños. Los continuos desplazamientos de población, un frágil sistema de salud, la desnutrición o los brotes de otras enfermedades epidémicas, como el ébola, agravan la situación. Desde el inicio del 2019, unas 310.000 personas han contraído el sarampión en República Democrática del Congo.
Ritsona es el primer asentamiento de refugiados que registra casos positivos de coronavirus desde que se produjo el brote de la enfermedad. Está situado a 75 kilómetros al norte de Atenas. El gobierno griego lo declara en cuarentena después de que 20 residentes den positivo por COVID-19.
ACNUR construye, a contrarreloj, unas instalaciones médicas para tratar y aislar a pacientes de COVID-19 en caso de que se produzcan contagios en la zona de Cox’s Bazar. El centro médico se encuentra en el campo de Kutupalong, el campo de refugiados más grande del mundo. De él se beneficiarán tanto la población refugiada como la comunidad de acogida.
Las consecuencias económicas y sociales de la crisis sanitaria provocan en los países pobres un aumento de precios, paro y una caída en el suministro de alimentos, vacunas y medicamentos. Según la ONU, se necesitan 6.700 millones de dólares para proteger la vida de cientos de miles de personas que viven en las zonas más deprimidas del mundo.
29 personas refugiadas rohingya dan positivo en COVID-19 en campamentos de Cox's Bazar, en Bangladesh, donde viven 860.000 personas. Las actividades no esenciales son interrumpidas el 25 de marzo en los 34 campamentos rohingya en Cox’s Bazar. Fomentar la higiene es un aspecto clave. Por eso, ACNUR y sus socios se aseguran de que todo el mundo tenga acceso a agua y jabón.
En 2019, hay 79,5 millones de personas desplazadas a la fuerza, según el informe de ACNUR Tendencias Globales de Desplazamiento Forzado. El 1% de la población mundial, 1 de cada 97 personas, son desplazados forzosos. Si toda la población refugiada formase hoy un país, este sería el vigésimo más grande del mundo.
La región del Sahel se enfrenta a las consecuencias del cambio climático, la pandemia de COVID-19, la inseguridad alimentaria y la violencia. En Burkina Faso los desplazamientos internos se han multiplicado por 16 desde enero de 2019. Hay 1,5 millones de desplazados internos y casi 820.000 refugiados y solicitantes de asilo.
El número de refugiados ha aumentado en todas las regiones durante la última década. El 85% se encuentran en países en desarrollo. Nueve de los diez países que acogen a las mayores poblaciones de refugiados se encuentran en regiones en desarrollo.
El informe “En este viaje, a nadie le importa si vives o mueres” desvela cómo en las travesías irregulares entre África del este y oeste y la costa mediterránea africana, miles de refugiados y migrantes sufren violaciones de los derechos humanos y otras muchas formas de violencia. Muchos de ellos mueren.
ACNUR ofrece su apoyo en la respuesta a la devastadora explosión en Beirut, ocurrida el 4 de agosto. Entre los más de 200 muertos y desaparecidos se encuentran, al menos, 34 personas refugiadas. La población refugiada de Beirut asciende a 200.000 personas, y la fuerte onda expansiva provocada por la explosión alcanza barrios que los acogen.
Más de 300.000 personas pierden sus hogares, cosechas, ganado y efectos personales por las inundaciones en Yemen. Muchos ya estaban desplazados con anterioridad. La mayoría vive en una situación de extrema pobreza en campamentos improvisados y densamente poblados. Las gobernaciones más afectadas son las de Marib, Amran, Hajjah, Al Hudayda, Taiz, Lahj, Adén y Abyan, donde han muerto 148 personas en los últimos dos meses.
El incendio del 8 de septiembre destruye la práctica totalidad del Centro de Identificación y Registro de Moria, en la isla griega de Lesbos. La mayoría de los refugios y pertenencias de los solicitantes de asilo han quedado completamente devastados. Miles de solicitantes de asilo duermen varias noches a la intemperie. ACNUR intensifica su apoyo y colabora con las autoridades griegas para dar refugio y asistencia básica a los miles de afectados.
Muchas operaciones humanitarias tienen que ser suspendidas ante la falta de fondos y otros servicios básicos pueden ser interrumpidos, cancelados o reducidos. Están en juego la salud, la educación, la protección infantil y a víctimas de la violencia sexual y de género y los servicios de agua, saneamiento e higiene de miles de personas desplazadas.
Mayerlín Vergara Pérez trabaja desde hace 20 años en terreno con la Fundación Renacer, en Colombia, luchando por erradicar la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes. Por su encomiable labor, ha sido recompensada con el Premio al Refugiado Nansen de ACNUR 2020. Este galardón honra cada año a los héroes cotidianos que, como ella, hacen todo lo posible para ayudar a las personas desplazadas.
El conflicto armado, la enfermedad, el hambre, una economía al borde del colapso y la mitad de los servicios sanitarios inoperativos han convertido a la crisis de Yemen en la peor de nuestro tiempo. Las cifras de la crisis en Yemen muestran un panorama desolador. ACNUR necesita fondos para asistir a más de un millón de personas que podrían quedarse sin ayuda por la falta de financiación. Falta el 42 % de los 252 millones de dólares necesarios para dar respuesta a desplazados internos por la guerra en Yemen y a los refugiados.
La violencia en Costa de Marfil tras las elecciones celebradas el 31 de octubre aumenta. La tensión y los disturbios provocan el desplazamiento de más de 8.000 marfileños a países vecinos. La mayoría, el 92 %, ha huido a Liberia, pero también a Ghana, Guinea y Togo. Las comunidades locales acogen a los refugiados y comparten sus limitados recursos y los refugios.
Más de 50.000 personas cruzan a Sudán en busca de seguridad. Los enfrentamientos desde principios de noviembre entre el gobierno federal y las fuerzas del gobierno regional de Tigray, al norte del país, provocan el desplazamiento de miles de etíopes. La mitad de los que huyen son niños y niñas. Llegan exhaustos y asustados y con muy pocas pertenencias. La mayoría procede de la zona de Humera.
Más de un millón de personas de Centroamérica han tenido que abandonarlo todo y huir de sus hogares por la violencia de las maras y las pandillas. Muchas están perseguidas y son víctimas de abusos de derechos humanos. Tienen que caminar enormes distancias en busca de un lugar seguro, pero el riesgo que corren sus vidas no desaparece. Tampoco el miedo, que les persigue vayan donde vayan.
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